De adolescente me mude a España con mi madre... De mi padre supe que hizo un viaje y no regresó más. A solas con mi madre conocí la vida más dura y de caprichos escasos. Solos, con su trabajo mal remunerado, vivíamos en un barrio donde lo habitual era ver borrachos, prostitutas, gente vendiendo droga, drogodependientes que vivían con el mono todo el tiempo, traficantes, asaltantes, etc. Lo peor de cualquier ciudad. Sin apenas estudios, encontré un trabajo en un bar, donde conocí al alguien que me cambio la vida para bien o para mal. Era de aquellas mujeres que notas que poseen algo especial inmediatamente. Nos fuimos conociendo y me acabe enamorando perdidamente. Ella era prostituta, aunque eso no me importaba en un principio. Pero como toda relación basada en el sexo por dinero, alcohol y drogas. Alguno de los dos tenía que acabar cayendo. Y fui yo…
Mientras más crecía mi amor, más crecía mi tortura desgarradora de querer algo y no poder tenerlo. Aquello que sentía era tan profundo que para disolverlo intento hacerlo con el alcohol: Whisky, ginebra, ron, cerveza,… Me da lo mismo. Me mantiene fuerte, pero no lo consigo. Lo cual me ha convertido en un borracho solitario, y las botellas como mi única compañía. Al cabo de un tiempo supe que se marcho a algún sitio. Ella trabajaba en este burdel y en mi desespero sin cordura, le dije a la Madamme si podía esperarla aquí, porque no tenía a donde ir.
Mi madre ahora descansa en paz y mi casa fue derribada, para montar un chiringuito como escaparate y, por detrás, seguir vendiendo drogas. Ella me acogió en esta casa.
Mientras yo sigo en mi espera, me dedico a escribir poemas con la botella como mi única compañera, como ya os venía diciendo antes. Esperando a que ella vuelva algún día. Pero no creo que vuelva..
¿Tú crees que lo hará?
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by: erick c.
Prostíbulo Poético
18/10/2011
18/10/2011
Basada en hechos ficticios
cualquier similitud en personajes
o circunstancias con la realidad
es mera coincidencia.